5 de agosto de 2011

Papel higiénico y católico

¿Cuántas anécdotas ha propiciado el papel higiénico durante estos últimos años? No se sabe exactamente quién fue ni cuando ocurrió la  primera vez que se hizo uso de él. Se dice que en el siglo VI a.C. ya se utilizaba con normalidad, pero fuentes más próximas afirman que en el XI d.C. todavía se optaba por la técnica de la hoja de lechuga con agua. Si se busca información en cualquier enciclopedia sobre este el papel sanitario, que perfeccionó la higiene social, la respuesta que se encuentra es unánime: papel fino que se usa para la limpieza anal y genital tras el acto de la defecación o de la micción. Como todo avance, es un elemento de constante evolución; así encontramos el papel fino, el de doble capa, el perfumado con rosas silvestres, el mentolado húmedo, todos ellos degradables para el buen funcionamiento de las asépticas. Asimismo, si el contenido ha evolucionado, también lo ha hecho el concepto. Se le ha dado nuevas funciones: rollos níveos y albugíneos extendiéndose, del cielo al infierno, en las graderías de los estadios de fútbol; formas serpentinas que homenajean a las bandas más cotizadas; o clara simbología de repulsa. Recuerdo que, tras los atentados del once de septiembre, en Nueva York se estiló –y agradó mucho a los medios- el uso del papel higiénico con la cara plasmada de Bin Laden. “Muy acertado, sí señor. Un acto elegante y de absoluta gentileza. Un modo magno de queja; una gran manifestación humana y de egregio repudio”. También se han impreso con el signo del dólar, simulando billetes de cincuenta euros, incluso con sudokus para pasar el tiempo. Pues sabed que La Santa Sede –junto con Renova, marca conocida en el sector del sanitario- ha puesto a la venta un pack de dos rollos de papel higiénico con la bandera de El Vaticano para los feligreses que asistan a la Jornada Mundial de la Juventud, que tendrá lugar en Madrid durante la segunda quincena de agosto. Además, vienen adornados con una pegatina que, literalmente, pone: “I (corazón) el Papa”. La organización ha asegurado que es una iniciativa para fomentar el <buen rollo> entre los jóvenes. Y esto, ahora, tras el embrollo que hubo hace apenas dos días, con que si el seleccionador español de la sub19 no dejaba celebrar su victoria europea con banderas autonómicas porque no eran españolas, que si desunían, que importunaban, que si etcétera, da mucho que pensar. ¿Qué harán realmente los jóvenes con ese papel higiénico? Se hace con fibra de origen vegetal, normalmente virginal. ¿Estos jóvenes zalameros de cruz en cuellecito harán que el papel higiénico pierda su casta virginidad? Es probable. Tanto como que el uso mayoritario no será el de celebrar la llegada de Joseph Ratzinger. Imaginaros a una joven seguidora de Jiménez Losantos, de Rouco Varela e Intereconomía; le urge evacuar y, sin nada más a mano  que La Razón y las memorias de José M. Aznar, utiliza el papel benefactor que el Santo Pontífice le ha donado por el mísero precio de tres euros y medio. Pero… ¡Maldición!: el papel higiénico pasó del amarillo y blanco, al marrón y blanco. ¿Esa no es la bandera de Letonia? ¡Ay, Dios: ortodoxos! ¡Ay, Señor: luteranos! Pero la muchacha mantiene la calma. Sabe que hasta que toda la mierda no cubra el blanco de la fumata, la Iglesia seguirá tomándole el pelo. Que así sea.

1 comentario:

  1. Genial, ya vi el anuncio de los rollos en la T.V. Es para cagarse!!!! :)

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