29 de junio de 2011

Lengua en boca de nadie


Si lo primero que hago ahora, tras sugerir un título de columna lingüística, es: la llengua es desenvolupa a mesura que la societat avança. És un actiu mòbil i flexible, lo más probable es que los destinatarios de este artículo no entiendan la totalidad de la oración y, lo más importante, no entiendan por qué me pongo yo súbitamente a escribir en catalán. A lingua é un sistema de comunicación, polo que debe adaptarse ás necesidades expresivas de novos coñecementos. Los lucenses y coruñeses saben mejor que nadie lo que es supeditarse a las voluntades variables de una lengua. Y también saben qué es hablarla y cultivarla. M'entends-tu? Je ne veux pas crier, parce que je crois que tu n'es pas si stupide.
Es obligatorio tomar la lengua como un sistema vivo; tener clara la intencionalidad que pretendemos cuando hacemos uso de ella; no despreciarla; saber que, al fin y al cabo, estamos utilizando un bien y que, en su medida, estamos en deuda con ella.
No es este momento para hablar de generativismo, estructuralismo, de funcionalistas,  ni de estudios interdisciplinarios de lingüística. Al menos no creo que Pompeu Fabra dialogara con Joan Maragall acerca de estos movimientos. Estaban fuera del tiempo, y su única voluntad era normalizar, codificar y adaptar el catalán extinto a las nuevas bocas que mantenían vivo un lenguaje seglar. La lengua estaba allí, en boca de la gente, comunicaba, expresaba, incluso jugaba, ¿por qué no codificarla, pues? Fijarla, movilizarla e introducirse en su núcleo de elasticidad; prepararla para el futuro y sostenerla en el presente.
Restringidos en una península donde conviven cinco lenguas oficiales, mayoritarias e históricas, consideradas todas ellas en el fluyo de los éxodos, es compresible temer por la pureza de cada una de ellas. ¿Pureza? ¿Evolución? Es obvio que una lengua debe contar con un codificador científico –el diccionario. Y debe respetarse –porque existe. Y debe hablarse y hablarse bien –porque no se habla, ni se habla bien. Es cierto que muy poca gente adora la lengua. Son muchos los ignorantes y borregos que hacen un uso estrepitoso y pueril de lengua; y por ello son como son, porque no se comunican, porque no piensan. En cambio, hay una gran dimensión de gente que todavía la respeta. Sea suya o no. Ellos son los futuros parlantes.
En una década donde las nuevas tecnologías atizan la sociedad, ergo la lengua, no es aconsejable confundir moda o transición con estabilización y normalización en la lengua. Hay palabras volátiles y de uso innecesario. También hay que andar con cuidado con los préstamos lingüísticos: el camino del exceso no conduce, esta vez, al palacio de la sabiduría.
Pero ante todo, responsabilidad de las plumas, lo que no se puede olvidar es el valor intelectual de la lengua: pensar primero al género humano, luego su necesidad de expresión -codificación mental- y luego a la lengua como recurso y herramienta, está muy bien. Pero no olvidemos que tiene vida. Que está relacionada. Que se rige por un código y que  por ello es literatura. Hay que jugar con la lengua y darle un gusto exquisito, a veces. Ser intelectual. Engrandecerla, acercarla al cielo. Mayestático sistema de palabras, letra y tinta. Porque uno no puede evitar morir, y si una lengua se muere no es necesario aferrarse agónicamente a ella. Pero sí saber que con ella morirán millones de bocas, innumerables labios huérfanos, alientos perdidos… Y eso, fuera o no literatura, sería una pena.

1 comentario:

  1. La llengua va més enllà de la comunicació. Es el material del pensament, la ment y el que ho condiciona en primer terme. El llenguatge de les nostres idees es forma básicament de conceptes encriptats en la llengua que ens van educar els nostres pares; això condiciona terminalment el nostre cervell de per vida. Per desgracia, s'han trobat casos de nens que no han rebut cap estímul comunicatiu fins els 12 anys, els anomenats nens salvatges, (quan algún malalt mental decideix amagar-los en alguna habitació i clausurar-los de per vida per raons varies) aquests nens mai consegueixen desenvolupar la comunicació perquè han superat el pèriode crític en el que el cervell és ho suficient plàstic per adaptar-se a la comunicació de l'ambient y en raó d'això mai arriben a desenvolupar l'intelecte d'una persona normal quedant-se en un estat de retràs molt pronunciat amb greus déficits sociables, com es llògic.

    Realment si la llengua es capaç de crear el fil d'idees que anomenem ment i ens condiciona fins a tal punt, és quelcom a prendre's amb rigor i carácter normatiu; s'ha de ser rigurós, si, però no per això frenar l'avenç de la llengua. El futur de la llengua es on la duguin els seus parlants, sempre ha estat així i no s'ha de témer el canvi jo crec, més aviat afavorir-lo. Evitar el canvi degut a que creiem que viola la normativa i acaba sent un insult a la propia llengua sería massa conservador, jo crec.

    En qualsevol cas, com sempre bona entrada i m'ha agradat poguer llegir alguna cosa teva després de tant de temps. Espero que un día d'aquests ambdós poguem trobar un minut per parlar.

    Joan.

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