Primavera Sound et d'autres événements

El tío debió de robar el RadioCd de madrugada y por la mañana, cuando recurrió a una tienda de segunda mano para darle liquidez al robo –suena a economía española- se encontró que la dependienta del establecimiento era la propietaria del coche siniestrado. La mujer, evidentemente cabreada por haber encontrado a primera hora su coche abierto y su RadioCd desaparecido, retuvo, entiendo que con fórmulas comerciales y aduladoras, al ladrón mientras la policía llegaba al comercio. Quiero imaginarme la cara del delincuente al verse envuelto por las preguntas inquisitivas de la autoridad ciudadana: “oiga, ¿puede decirnos de dónde ha sacado este RadioCd?” Mierda, pensaría el tío, y yo que pensaba que me iba a follar a la dependienta: “claro, señor agente, es de mi coche; pretendo venderlo pero no hay compradores, ya sabe cómo está todo, y como necesito dinero urgentemente, vendo la Radio”. “Sabe usted, caballero, que a esta señorita le han robado el mismo aparato esta mañana, y que deberemos trasladarlo a comisaría para tomarle declaración, ¿verdad?”. El hombre, cuya cara ya dibujo absolutamente descompuesta, con un rictus de ridículo y dolor, acompañó a los agentes y, una vez en comisaría, cambió la declaración: “no, verán, agentes, es que me lo vendió un amigo”. “Oh, vaya, un amigo, ¿y nos podría facilitar sus datos?, es posible que entonces sea él quien esté metido en el fregado”. “Es que, agente... a este amigo lo conocí ayer”. Corazón delator…

Sin embargo, la página de sucesos viene hoy muy visceral con el caso, por ejemplo, del actor porno que ha descuartizado un par de cuerpos para enviar ciertas extremidades a distintas sedes del partido político antagónico a su ideal; o con el del joven de Baltimore, 21 años, que ha asesinado a su compañero de piso e ingerido su corazón y parte de su cerebro. Además, en este caso, cómo lo cazaron posee su chandleriano desenlace: ante la imposibilidad de contactar con la víctima, su familia denunció a las autoridades su desaparición; no obstante, a la policía que no es tonta aunque a veces lo parezca se les adelantó el padre y el hermano del asesino que, en una visita inesperada a la casa del crimen, encontraron restos humanos enlatadas en el sótano. Al comunicar –debe de ser duro delatar a tu hijo, pero si es un caníbal…- a la policía el hallazgo, el asesino comenzó a limpiar los rastros. No le dio tiempo, claro, y fue detenido. Horas después encontraron el resto del cuerpo en los contenedores de una iglesia baptista del barrio. Pienso en Philip Marlow apoyado en uno de esos contendores, con el sombrero de media ala torcido, exhalando el humo de un cigarrillo de picadura de tabaco negro, mirando el campanario mientras susurra: “nunca debimos confiar en la iglesia.”

Más agradable es mirar la plana de Internacional, donde Femen, que es un grupo de jóvenes activistas ucranias en contra del turismo sexual, de la legalización de la prostitución y la trata de mujeres, es la principal protagonista por dos motivos ortogonales: la Eurocopa 2012 de fútbol –que atraerá una infinidad de turismo sexual al país- y por protestar desnudas en lugares públicos. Su comando topless, como lo denominan, invade parques, o sedes, o calles, y, como afirman ellas: unos utilizan los desnudos femeninos para vender revistas, productos o noticias, nosotras para reivindicar el derecho a la libertad de la mujer. Y surte efecto; el desnudo siempre surte efecto. Sino que se lo digan a los activistas Fuck for forest (folla para la reforestación), gente que se dedica a copular en los acontecimientos multitudinarios normalmente musicales, como el vídeo del festival alemán música hardcore atestigua, para el mantenimiento ecológico de los bosques. Será difícil verlos durantes estos cuatro días sobre el escenario de Wilco, Beirut, Yo la tengo, de Shellac o de The cure (que actúa esta noche), todos ellos grupos participantes en el festival Primavera Sound de Barcelona, pero sería tan simbólico como gracioso verlos en plena acción mientras la voz fecundadora de Robert Smith canta a su espalda: it’s Friday I’m in love, Monday you can fall apart, but it’s Friday and I’m in love.