A Eduardo Mendoza le pasa un poco lo que le pasaba a Picasso, que encima de ser un gilipollas, es malo en su doctrina. Un payaso.
Alguien tuvo la iluminación de contratarlo para que diera una conferencia sobre la teoría de la novela –probablemente algún admirador de J.K. Rowling y Dan Brown- y el tan polémico y controvertido y rebelde escritor de El caso Savolta expuso una acérrima crítica al escritor praguense Franz Kafka. Dijo con un sempiterno recochineo vocal: “¿quién es el escritor más importante de los tiempos modernos y… así… y… y…? Pues siempre sale Kafka –pronuncia Kafka con un suspiro desesperado. Sigue-. Kafka es un ser entrañable, al que todos queremos. Pero es muy mal escritor. Bueno… lo queremos porque era muy fotogénico, le pasaba como al Che, que con la foto ya no hacía falta nada más. Se murió joven, judío de
gueto, quiso quemar las cosas para que no se publicaran, porque él sabía que era muy mal escritor –y esto lo dice con la entonación del descubrimiento de la santa panacea-. No lo haré, pero, ¿cuánta gente ha leído El castillo entero, o El proceso, o incluso La metamorfosis? Muy pocos levantarían la mano sinceramente. Sinceramente. ¿Por qué era malo? Pues porque no tenía sentido de la narración. Empezaba: –sigue farfullando- a Joseph K lo condenaron y no sabía por qué. ¡Hombre, así no se empieza un libro, así se acaba! Una novela se empieza: la pequeña ciudad de Derrier es considerada una de la más bellas del franco condado, el río que discurre y los tejados… el rojo y el negro… Y allí vamos entrando en lo que será el relato. Así se empieza. En un lugar de La Mancha había un… así, así se empieza, pero ¿empezarlo por el final? Eso es una tontería.”
gueto, quiso quemar las cosas para que no se publicaran, porque él sabía que era muy mal escritor –y esto lo dice con la entonación del descubrimiento de la santa panacea-. No lo haré, pero, ¿cuánta gente ha leído El castillo entero, o El proceso, o incluso La metamorfosis? Muy pocos levantarían la mano sinceramente. Sinceramente. ¿Por qué era malo? Pues porque no tenía sentido de la narración. Empezaba: –sigue farfullando- a Joseph K lo condenaron y no sabía por qué. ¡Hombre, así no se empieza un libro, así se acaba! Una novela se empieza: la pequeña ciudad de Derrier es considerada una de la más bellas del franco condado, el río que discurre y los tejados… el rojo y el negro… Y allí vamos entrando en lo que será el relato. Así se empieza. En un lugar de La Mancha había un… así, así se empieza, pero ¿empezarlo por el final? Eso es una tontería.”
Hagan juego. A mí, es evidente, Kafka me parece un genio. Y lo es porque de los genios se pueden decir mil cosas. A Kafka, por ejemplo, se le pueden decir quinientas buenas y quinientas malas: que era repetitivo, brillante, opresor, cargante, oscuro, original, sofocante, delicioso, pero, ¿mal escritor? Me parece que míster Mendoza tiene el complejo de Antonie de Saint-Exupéry, pero a la inversa: cree que escribe literatura adulta cuando, en realidad, solo publica narrativa infantil. Aunque también concede entrevistas, ayer sin más, en La Vanguardia, decía que Barcelona estaba deprimida, que, los chinos, inmigrantes de un país pobre, se han hecho ricos a base de vendernos birrias y que nosotros, él incluido, supongo, nos hemos arruinado.
Dicen que después del Nobel a los escritores galardonados les cuesta mucho retomar su trabajo. Supongo que a Mendoza le habrá pasado lo mismo con El Planeta, que le ha chamuscado parte del cerebro, que le ha aturullado la poca evidencia que tenía. Claro, a él le llaman para dar conferencias y a Kafka, pobre, si le dejaban recitar en las tabernas praguenses era casi por cortesía. Todos sabemos que si Mendoza hubiera dado a Kafka cuatro lecciones de cómo escribir, pongamos, por ejemplo, al estilo Sin noticias de Gurb –eso sí es sentido de la narración- o a lo Riña de Gatos, bestseller harrypottiense, el escritor de El proceso le hubiera ido mejor en la historia.
Alguien debería decirle a Mendoza que no se puede criticar a un escritor, muerto en el 1924 y hoy más vigente que nunca, habiendo escrito basuras anacrónicas y superfluas desde el trono burgués de la ignorancia más pedante y oligofrénica que quepa imaginar.
Kafka, a 14 de abril de 2012, es un culmen literario del siglo XX. A Mendoza, sin embargo, se me antoja que se le recordará como a la francesa Dora Maar, chocho y con un bigotito simpático, con la cara llena de colores hastiosamente mal conjugados y un cuello deforme y unas manos caídas, y unas formas horribles, terriblemente deformes, terriblemente decadentes, terriblemente horribles, y un pelo de arcoíris, en una habitación vacía, sobre una silla de madera de boj, solo, solo y discurriendo: “Kafka era un mal escritor. Yo, yo soy un gran escritor”.
18.14: fin del artículo; que Mendoza se vaya a la mierda.
Kafka mal escritor O_o
ResponderEliminarPuede ser que a algunos no les guste, pero ese no es factor para decir que es un mal escritor. A mi Tolkien y Hemingway no me gustan, pero los respeto como artistas, ya que una cosa no quita la otra.
Y de paso, me declaro fan de Kafka. Como tú, creo que ese hombre era un genio.
¡Vaya, Vaya! Eso sí que no me lo esperaba yo de Mendoza, a quien le tengo mucho respeto por "La verdad sobre el caso Savolta", pero lo que dices que dice lo convierte en un aunténtico tontaina. Qué pena.
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