28 de noviembre de 2011

Rajoy, el silencio de un hombre


Hoy hace una semana que Mariano Rajoy fue elegido Presidente del Gobierno. Hoy hace una semana que Mariano Rajoy es Presidente electo del Gobierno. ¿Y bien? Nada.
Todo el mundo parece aguardar a que Rajoy hable. Pero él no lo hace. Está esperando. ¿A qué? Dice estar encerrado en su despacho. ¿Y qué hace? Algún rojo dijo que se había quedado dormido. ¿Tanto tiempo? Pues sí. Aunque el líder del Partido Popular afirma –en una de sus pocas comparecencias- que lo que hace es trabajar, trabajar para el país, para sacarlo de la crisis, para aminorar la acérrima tasa de desempleo, para sanear las cuentas, para llenar las arcas, para recuperar España, para quedar bien, en definitiva, con el gobierno alemán y su tropel. Mientras tanto, el Duque de Palma, Iñaki Urdangarín, Urdangarín el simpático, está contra las cuerdas por un presunto delito de cohecho y malversación de fondos. Teléfonica, la empresa para que trabaja o la empresa que lo tiene contratado, le paga anualmente su alquiler –que no será ínfimo-, le paga la escolarización –que no será pública- de sus hijos, y le abona la totalidad de los gatos producidos en sus viajes privados –que no serán precisamente de pópulo. Asimismo, la Casa Real recibe anualmente 8 millones y medio de los impuestos que los ciudadanos pagan religiosamente. Obligadamente. Obligatoriamente. Y con ello cubren los gastos mayestáticos –que no son precisamente campechanos. Para colmo, al Urdangarín se le acusa de desviar ocho millones de euros; podría haber aguardo un año, como Rajoy, por ejemplo, que aguarda y aguarda y no dice nada. Tendremos que esperar al próximo 22 de diciembre, día que Mariano formará gobierno, día de la lotería de Navidad. ¿Caerá el gordo? Esperemos que sí y que no.

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