19 de noviembre de 2011

La sombra obediente (Microrrelato)

“Por fin quieta”, dijo el pintor en la habitación cerrada. “Llevas todo el día con el baile de San Vito.” La modelo estaba desnuda y contestó: “¿Qué quieres?, dijiste que beberíamos vino francés con champaña, y que comeríamos ostras con croissants y cerdo asado con magnolias. Son mis flores favoritas. Dijiste que el sol nos tostaría las linfas y que John Coltrane sonaría para nosotros con la vela única sobre la mesa; que el mediodía sería nuestra medianoche.” El pintor pintaba concienzudamente su sombra femenina, evadido, silencioso, como muerto. Al terminar, la modelo hubo desaparecido. Y la noche dio su primer paso.

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